500 g de hígado de cordero
30 g de harina
1/2 cucharadita de pimentón dulce
2 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de jugo de limón
1 cucharadita de orégano seco
Limpie bien el hígado.
Deseche las partes grasas y córtelo en filetes de 2 cm de espesor.
Corte los más largos en 2 o 3 trozos.
En un plato llano mezcle la harina y el pimentón y sazone con 1/2 cucharadita de sal y 1/2 de pimienta negra molida.
Caliente el aceite en una sartén a fuego medio.
Reboce una tercera parte de los filetes de hígado en la harina sazonada y sacúdalos para eliminar el exceso.
Fríalos 1 minuto por cada lado o hasta que estén dorados, crujientes y con el interior rosado.
Escúrralos sobre papel de cocina y póngalos en una fuente de servir tibia.
Repita el proceso con el resto de los filetes en dos tandas.
Cúbralos con papel de aluminio para que no se enfríen.
Retire la sartén del fuego y añada el jugo de limón.
Cuando deje de burbujear, viértalo sobre los filetes.
Espolvoree el orégano por encima y sirva caliente.
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